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martes, 28 de febrero de 2012

Presentación de Planet Earth, de la BBC.





Es verdad que el video con que nos contesta Luis Carlos está muy bien. Primero, porque muestra las imágenes más hermosas de nuestro planeta y en segundo lugar, porque nos permite reflexionar sobre lo importante que es la conservación de estos paisajes y el daño que podemos ocasionar si modificamos el clima o contaminamos un mundo que recibimos virgen y que vamos a devolver a las generaciones futuras hecho una calamidad.

miércoles, 15 de febrero de 2012

No olvides respirar.



viernes, 10 de febrero de 2012

El imperio contrataca.


miércoles, 8 de febrero de 2012

Desayuno con croissant





¿Has visto a Audrey Hepburn subir por la Quinta Avenida, con su espectacular traje (de  Hubert de Givenchy), ese traje negro con largos guantes, el enorme collar y sus gafas de sol antes del amanecer; parada ante el escaparate de Tiffany’s, con un café en un vaso de plástico, sacando un croissant de una bolsa de papel, abstraída como en un éxtasis?
Esa mujer que no sabe qué hacer con su vida, que va de un lado para otro cometiendo errores, que está desperdiciando su juventud y que con toda seguridad acabará alcohólica antes de los cuarenta. Que se aferra a la esperanza de conseguir grandes cosas aún a costa de perder lo auténtico, lo verdadero. Que no se da cuenta de que se está enamorando de Paul pero no abandona su absurdo empeño de casarse con “el noveno hombre más rico de América menor de cincuenta años”.  
Es la historia de una mujer que se deja llevar por una pasión que tiene su reflejo en el escaparate de Tiffany’s .
¿No es la pasión de nuestro mundo moderno en el que a fuerza de querer tener muchas cosas tenemos cada vez menos?

Moon river
Wider than a mile
I'm crossing you in style
Some day...

Old dream maker
You heart breaker
Wherever you're going
I'm going your way...

Two drifters
Off to see the world
There's such a lot of world
To see...

We're after the same rainbow's end
Waiting around the bend
My Huckleberry friend
Moon River and me...

lunes, 6 de febrero de 2012

Textos cómplices: Isabel Gamero. La rosa roja.


Traemos un nuevo texto de Isabel Gamero, en este caso se trata de “La rosa roja”, un relato corto dramatizado de serie negra.
Lo ofrecemos aquí por si algún productor cinematográfico o teatral quiere pedirle a Isabel algo para una película o un montaje. En ese caso no tiene más que ponerse en contacto con este blog.
La rosa roja es un corto muy bueno.



LA ROSA ROJA

Caroline          - la inspectora que resuelve el crimen
Lydia               -  la víctima
Jane                - la única amiga de Lydia según el director del internado
Natalie            - la mejor amiga de Lydia
Leo                  - Novio de Natalie
Irene               - niña de 12 años, amiga de Natalie
Matt                - hermano de Jane, amigo de Lydia y su amante no reconocido.


¿Cómo alguien podía haberle hecho aquello? La chica había aparecido en el fondo del barranco con una rosa roja en la mano. Era muy guapa, de ojos verdes azulados y pelo rojo oscuro. Ahora que estaba muera, su piel estaba mucho más pálida. Incluso después de muerta seguía siendo bella. No tenía más de 17 años. El cuerpo de la joven Lydia Weiss era en ese momento el centro de atención de todos sus compañeros y amigos que se miraban entre sí con dolor y desconcierto. Las investigaciones de la inspectora Caroline apuntaban más a un homicidio que a un suicidio. Tras hablar con el director del internado, anotó a los primeros sospechosos. Jane Roswell era la única amiga de Lydia, según el director. Por tanto, era la principal sospechosa. Pronto empezó a interrogarla.
-       Usted era una gran contrincante de Lydia, ¿no es cierto?
-       Sí, pero eso no significa que la matara yo. Lydia no era tan buena como parecía.
-       ¿Qué quiere decir eso?
-       Pues que le hacía la vida imposible a mucha gente. Todos la veían como una santa, y ella en realidad sólo pensaba en sí misma.
-       ¿Qué estabas haciendo tú la noche en que murió?
-       Estaba en mi cuarto, durmiendo.
Su tono era muy borde.
-       Mire, ya sé que tengo todas las papeletas para ser acusada, pero no soy una asesina.
Aquella muchacha de ojos negros y pelo rubio platino, aunque pudiese parecer la principal sospechosa de un relato de homicidios, no tenía cara de matar a nadie. Fue entonces cuando la inspectora decidió hablar con Natalie Doyle, la mejor amiga de Lydia, para saber a qué se refería Jane con lo de que “no era tan buena como parecía”.
-       ¿Tenía más enemigos? ¿Alguien a quien hubiese hecho algo malo?
Le preguntó a aquella muchacha rubia de ojos azules.
-       No. Todos la querían mucho. Los últimos días estuvo muy distante.
-       ¿En qué sentido?
-       Apenas la pude ver. Estaba muy inquieta y no paraba de ver su móvil a ver si tenía mensajes.
-       ¿Crees que recibía amenazas?
-       No. No lo sé.
-       ¿Por qué se llevaban mal ella y Jane?
-       Bueno, Jane decía que Lydia jugaba con su hermano y le dejaba en ridículo.
-       ¿Eran novios ella y su hermano?
-       No. De ser así, me lo hubiese dicho. Sí que había rumores, pero ya sabe cómo es de cotilla la gente.
-       ¿Dónde estabas tú esa noche?
-       Estuve con Leo, mi novio, en la biblioteca.
-       ¿A qué hora os fuisteis?
-       Sobre las 11. No lo recuerdo muy bien.
“Si estuvo con ese chico, él dirá lo mismo”, pensó. Un día después decidió interrogarle. Cuando llegó a la puerta de su habitación, le encontró discutiendo con una niña de unos 12 años (más o menos). También era rubia como Natalie y Jane pero, al contrario que ellas, su pelo estaba muy alborotado, como si viniera de haber jugado en el bosque y se le hubiese despeinado todo.
-       Ejem.
Interrumpió Caroline.
-       ¡Vete!
Le dijo él a la niña. Era un chico tan guapo como Lydia, pero tenía los ojos marrones al igual que el pelo y un aire de naturalidad en su rostro.
-       ¿Eres Leo McKenzie?
-       Y usted la inspectora Caroline. Natalie me ha hablado de usted.
-       Un chico muy atento. ¿Qué te pasaba con esa niña?
-       Supongo que es mejor que responda, ¿no?
Dijo con una agradable sonrisa.
-       Sí.
Contestó ella.
-       Era Irene, una amiga de Natalie. Se ha empeñado en que le hago poco caso a mi novia y, a parte de que es mentira, no me gusta que la gente se meta entre Nat y yo, y menos ahora que está tan sensible.
-       ¿Te va mal con tu novia?
-       ¿Viene a interesarse por mi relación con mi novia?
Preguntó sonriendo de nuevo.
-       No. En realidad venía a preguntarte por tu relación con Lydia. ¿La conocías?
-       ¿Está de coña? A Lydia la conocía todo el mundo.
-       ¿Y hablabas con ella?
-       Eso era inevitable. Era la mejor amiga de mi novia. Fue un golpe muy duro perderla.
Esta vez su tono de voz era más agitado.
-       ¿Qué hacías la noche en que ella…?
-       Creo que eso ya se lo ha dicho Natalie.
Le dijo cortante.
-       Sí, pero no tú.
-       ¿Qué insinúa? ¿Que escondo a mi novia de un crimen?
-       No, claro que no. Eso es ridículo. Pero me preguntaba si tú te acuerdas hasta qué hora estuvisteis juntos.
-       Hasta las 10.
-       Vaya. ¿Seguro?
-       Sí.
-       Muchas gracias por tu tiempo, Leo.
Algo estaba claro. Uno de los dos mentía. O quizá ambos. Cuando salía de la habitación, Caroline se encontró con Irene, la cual estaba tras una esquina observándolo todo y creyó conveniente acercarse a ella.
-       ¿Qué te ha pasado con Leo?
Le preguntó cariñosamente.
-       Nada. Adiós.
-       ¡Espera! Tengo que hablar contigo.
-       ¿Conmigo? ¿Por qué?
Se la veía muy nerviosa.
-       Quiero saber si conocías a Lydia.
-       Ah, eso. Sí. La conocía. ¿Es todo?
Lo más lógico hubiera sido que la inspectora le hiciera preguntas sobre lo que hacía aquella noche, pero la vio tan pequeña y asustada que la dejó marchar, pues sabía que tendría poco que ver con algo así.
-       Sí. Es todo. Puedes irte.
Esa misma tarde, se dirigió en busca de Matt, hermano de Jane y amigo de Lydia. Se encontraba en la pista de baloncesto, echando unas canastas. Estaba solo, como alejado del resto de compañeros.
-       ¿Cómo es que siendo hermano de Jane conseguías ser amigo de Lydia?
Matt se giró bruscamente al oír aquello. Era rubio, como su hermana y también de ojos negros.
-       ¿Siempre es tan directa? ¡Jó! Supongo que ya habrá oído que era muy difícil no ser amigo suyo.
Contestó mientras paraba de jugar.
-       No para tu hermana. ¿Por qué tú no?
-       Porque Lydia y yo congeniábamos muy bien. Nos entendíamos y lo pasábamos muy bien juntos.
-       Dicen que ella y tú erais algo más que amigos.
-       ¿Qué? ¿De dónde saca eso? ¿Se lo ha dicho Jane acaso?
-       ¿Era cierto?
-       Supongo que ya da igual admitirlo.
No tuvo más remedio que admitir.
-       ¿Quién más lo sabía?
-       Aparte de Jane, nadie más, que yo sepa.
-       ¿Dónde estuvo Lydia esa noche? ¿Estuviste con ella?
-       Sí, estuve un rato con ella, pero me fui a dormir pronto.
-       ¿Le regalaste tú la rosa?
-       ¿Qué?
Ahora parecía bastante molesto.
-       Ah sí. ¿Por qué?
-       No nada. Solo intento ordenar los hechos. Gracias por tu tiempo, Matt. Por cierto, ¿a qué hora dices que fuiste?
-       A las 11.
-       De acuerdo. Adiós Matt.
Al entrar de nuevo en el internado, Irene se cruzó en su camino. Esta vez si parecía querer hablar.
-       Vi algo esa noche.
-       ¿Qué viste?
-       Leo le daba la rosa.
-       ¿A quien se la daba?
-       A Lydia.
-       ¿Leo? ¿No fue Matt?
-       No. Matt es rubio. Leo es moreno. Estoy segura.
-       ¿Por qué iba Leo a regalarle una rosa a Lydia?
-       No sé. Les vi juntos muchas veces, pero esa noche se estaban besando.
-       ¿Por eso discutíais él y tú esta mañana? ¿Por qué les vistes juntos?
-       Yo quería mucho a Lydia, pero a Natalie también. Eso no era justo para ella.
-       ¿Te vio alguien?
-       No nadie. No le diga a Leo que se lo he contado, ¿vale?
-       Por supuesto
Cada vez se volvía todo más difícil de entender. Así que Caroline fue a hablar con Natalie una vez más.
-       ¿Por qué tu novio dice que estuvisteis hasta las 11?
-       No lo sé, no se acordará.
-       O tal vez no estuvo contigo. ¿Por qué le proteges Natalie?
-       Porque a pesar de todo confío en él.
-       ¿En serio? Pues eso es un gran logro ¿Cuánto le esperaste?
-       Estuve hasta las 10, pero él no vino. Me dijo que había estado con Matt.
-       ¿Y tú le creíste?
-        ¡Sólo quería creer que no estaba con mi amiga!
-       ¿Y por eso mentiste?
Carolina no esperó más y fue a hablar con Leo.
-       Tú le regalaste esa rosa roja, ¿verdad?
-       Sí.
-       ¿Por qué me mentiste?
-       Porque de habérselo contado hubiese creído que había sido yo.
-       No. Eso es lo que me haces pensar ahora.
-       ¡Yo la quería mucho! ¡Quería lo mejor para ella! ¡Era ese capullo de Matt el que no la dejaba ser feliz! Siempre estaba mal por su culpa. Siempre era yo el que la consolaba, porque él se avergonzaba de ella. Yo no la maté, se lo aseguro.
-       ¿Y entonces quién fue Leo?
-       No lo sé. Le di la rosa y me fui porque creí que llegaba Matt. Sé que cree ahora que fui yo, pero yo no fui.
Las cosas empezaban a tener sentido. La inspectora se dirigió a Matt. Quería preguntarle algo.
-       Tú no fuiste quien le dio la rosa a Lydia, ¿no?
-       ¿Otra vez usted?
-       Responde, Matt.
-       No.
-       ¿Sabes quién fue?
Pero él no respondió a eso. Así que le hizo otra pregunta.
-       ¿Por qué te avergonzabas de ella?
-       ¡Yo no me avergonzaba de ella! Era ella quien me ponía en ridículo con ese idiota de Leo.
-       ¿Qué pasó esa noche, Matt?
-       Que les vi juntos. Él le daba la rosa, ¡y la muy perra se le echó encima! Estaba harto de que me mintiera. Y cuando él se fue, me fui a ella y le pregunté cómo era capaz. ¿Y sabe que contestó? ¡Que conmigo no era feliz! Pero yo no quería hacerle daño.
-       ¡Pero se lo hiciste!
-       Si, pero ya da igual, porque ella era todo para mí y ya no está.
La inspectora tuvo que llevárselo esposado. Todos estaban allí, de nuevo, y otra vez surgía la misma pregunta: ¿Cómo alguien podía haberle hecho aquello?

Isabel Gamero Larios.


miércoles, 1 de febrero de 2012

El mundo al revés

Esto que le está pasando a Garzón es muy preocupante. Como hemos dicho, hemos entrado en el mundo del revés.
*
Ya sabréis la historia erróneamente atribuida a Bertolt Brecht, que en realidad es de Martin Niemoeller, un pastor protestante, y que pertenece a un sermón de la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania : "Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí"
*
El periódico Hoy trae una confusa noticia sobre un confuso asunto pero que no quiero dejar pasar de largo porque me parece significativo de cómo actúan algunos miembros de la justicia. Se trata de un asunto que yo viví en propia carne aunque en otras circunstancias. Por eso me llamó la atención. Lo que me pasó a mí también tiene miga, pero eso lo dejaremos para otra ocasión.
*
Resulta que en Cáceres se ha hecho una obra por encargo del Ayuntamiento consistente en la rehabilitación de unos hangares que había en la Aldea Moret, una aldea minera de cuando se explotaba una mina de fosfatos que allí había. Parece que han hecho una buena restauración y además le han dado un uso que, a primera vista, (yo no lo conozco), parece interesante. Pero resulta que durante la obra se produjeron diferencias entre la empresa constructora por un lado y los técnicos que dirigían la obra y el arquitecto autor del proyecto por otro. Resulta que se había previsto un falso techo de los que se llaman acústicos, que están especialmente fabricados para absorber las reverberaciones que se producen en ciertos locales. ¿No habéis entrado nunca en una nave diáfana con las paredes y los techos lisos y desnudos de cortinajes o maderas y habéis comprobado el ruido tan molesto que produce el local al escucharse el menor sonido? Pues bien, esto se puede resolver disponiendo los materiales adecuados. Como, al parecer, hizo el proyectista de esta obra y como así se le exigió al contratista. El error, según dicen, fue que el proyecto (o la dirección de obra) mencionaban una marca concreta, cosa que  no se debe hacer, si bien es un defecto frecuente en los proyectos, sobretodo cuando se trata de elementos tan específicos que si no se coloca el que propones no se encontrará otro de similares características.
Pues bien, el contratista no adquirió el panel en cuestión que, por lo visto, fabrica una empresa de la ciudad, sino que ofreció otro mucho más barato y que, según su criterio, era tan bueno o mejor que el propuesto por la dirección de la obra. Como ésta no se lo aceptó, el contratista se fue a denunciar el caso y la fiscal correspondiente ha abierto una denuncia contra el concejal, el autor del proyecto y el técnico municipal que intervino, así como contra el fabricante del panel propuesto.
Ahora viene lo grande. El contratista que, según se ve va por libre y compra e instala lo que a él más le interesa, denuncia que el concejal, el arquitecto y el funcionario se iban a embolsar la diferencia entre lo que él ha pagado por el panel que le ha parecido mejor y lo que los otros le reclamaban.
Bueno lo grande no es eso, lo grande es que la fiscal de Cáceres pide que se juzgue a los otros cuatro porque según informa el diario HOY: “el exedil realizó una prevaricación administrativa; y que todos cometieron un presunto delito relativo a las negociaciones y actividades prohibidas a funcionarios públicos y abuso en el ejercicio de su función; el exconcejal y el técnico municipal como autores directos, y el arquitecto que hizo el proyecto y el empresario, como cooperadores necesarios”. En lugar de averiguar si eso es así o si es el contratista quien se quiere embolsar esa diferencia, (lo que parece más lógico), se tira a la yugular de todos los que pasaban por ahí.
¿En qué se basa? ¿En lo que dice una de las partes?, la más interesada de todas, por cierto.  ¿Con qué medios de prueba puede decir el contratista que tiene que ejecutar la obra que el material que el propone es igual o incluso mejor que el que aparece en el proyecto?
¿Qué base técnica ha utilizado la fiscal para determinar que eso es así y que no es el contratista quien falsea la realidad?
¿Es superior el criterio del contratista al de los técnicos?
¿Ha realizado ensayos de laboratorio, ha consultado con peritos, cómo ha llegado a esa conclusión?
 La corporación municipal que hizo la obra era del PSOE y la actual, lo mismo que la Junta de Extremadura y el Gobierno de la Nación son ahora del P.P. La fiscal ha entrado a saco en un controvertido tema de obras, en el que el contratista quiere ahorrarse un dinero incumpliendo el proyecto al que se presentó y que con toda seguridad conocía suficientemente y se había comprometido a ejecutar.
A todo esto, interviene la nueva alcaldesa y dice muy digna que pide la máxima prudencia y presunción de inocencia. ¿Será que se ha dado cuenta de que la fiscalía desbarra o es que se quiera hacer la digna mientras se frota las manos?
Si este es el tratamiento que hace la justicia a un tema así, porque se trata de un antiguo concejal del otro partido,  ¿que no hará si un día me coge a mí en una de estas, yo que no soy de partido alguno? 
El sutil periódico no pasa de puntillas sobre tema tan delicado, al contrario: monta una encuesta preguntando  a los lectores:
¿Justifica que la Fiscalía acuse a un técnico municipal, a un exconcejal, a un arquitecto y a un empresario de intentar 'beneficiarse' por la diferencia de precio de unos paneles?
Como si esto fuera el tema del día, y a lo que el 70% de los encuestados (cuando lo consulté) dice que sí, que está muy bien lo que ha hecho la fiscal.
*
En definitiva lo único que llevo claro de momento es que el contratista tiene buenas amistades tanto entre los fiscales como entre los periodistas. Del periódico prefiero no hablar.
*
Ya me cuidaré yo de hacer una obra con él. Claro que nadie me lo va a pedir.