Ayer, los sectores jóvenes de mi
familia increpaban a El Roto porque no les gustan sus viñetas y están hartos:
son feas y señalan una realidad fea.
Dice Muñoz Molina que el único
intelectual comprometido que había en España en 2007 era El Roto. Por eso
vinieron y nos hicieron los recortes que nos han hecho, porque teníamos la
cabeza en otra cosa.
El futuro no es la tecnología, el futuro, si no lo
evitamos, es la miseria; pero el mensajero que lo anuncia es incómodo. Entiendo
que no guste, pero meter la cabeza en el hoyo del avestruz no nos va a librar
de los males que nos acechan.
No dudo que las historias de
“Croqueta y Empanadilla”, que proponen mis niñas como opción mejor, sean de esas que nos divierten y sirven para hacernos
entender mejor el mundo, pero tened cuidado que vienen a por nosotros.
Los
jóvenes no tienen un trabajo digno ni cuando entran en la treintena.
Jubilarse
es un privilegio desaparecido, algo del pasado que en el futuro no conocerán. Cosas
antiguas.
El sueldo más frecuente de un joven es el salario mínimo interprofesional
y si quieres ganar más de dos mil euros al mes vete buscando una media que te
quepa en la cabeza.
Se van a acabar las
vacaciones de un mes y el subsidio de paro.
Y todo esto se va a arreglar cuando
la crisis ambiental inminente acabe con todo, o cuando Putin decida un ataque
nuclear contra Letonia, (donde hay tropas españolas), y la OTAN responda
adecuadamente.
Me parece bien que no os guste el
Roto, (es cuestión de gustos), pero internet no te dará nunca un bocadillo ni
una croqueta. Eso está claro.